martes, 22 de noviembre de 2016

DIA 2 - DOMINGO 20 - CONURBANO EXPLOTATION


Aldrey, cara de Museo
corazón de shopping.
La "joya" del día sería una de la Competencia Argentina, recién a las 16, en el shopping Aldrey. Bajamos a almorzar a un restorán muy fino y bastante barato que hay al lado del depto. Obtuvimos el WIFI que uso para publicar todo esto. Hicimos fiaca y elegimos ver otra a las casi 22, también de la Competencia Argentina, en el mismo shopping. Por fuera del cine, fue un día a pura fiaca, con un clima re choto y ventoso que obligaba a guardarse.

El shopping "Paseo Aldrey" es, como todos, un lugar espantoso con patios de comidas, guardias de seguridad y lleno de gente paseando que merece morir mañana, si no es que ya estamos todos muertos y no nos queremos enterar. Aún así, sus salas de cine son las mejores.

El temible Gitano! jefe de la barra.

No sabés con quein estás hablando: una comedia de aventuras, bien rodada, con suficientes peripecias y ritmo como para sostener interés y diversión. Sólo que a nosotros no nos divertía. En los papeles parecía interesante: una fábula del conurbano sobre un tipo de veintitantos, que vive con la madre, juega a la play todo el día y labura volantiando para un mafioso local; que se topa con un viejo chanta que le propone un plan para estafar al mencionado mafioso. En el cine, resultó una ficción conurbano explotation. Una muy buena, seguramente, porque la gente que llenaba la sala se moría de risa cuando escuchaba palabras como "Laferrere" o "agarrame la chota".

Hay varias cosas que me embolan del Conurbano Explotation, pero la que más, es la repetición del mismo chiste: cuán berreta es el cornubano. Al protagonista le brillan los ojitos y dice "ese cochazo es una nave!", y el siguiente plano es el de un Fiat 125. El protagonista pone cara de pajero y dice "esa mina está buenísima", y el siguiente plano es de una mina medio grandota, mal pintarrajeada dentro de una ropa diminuta. Vale decir, por otro lado, que había mucho cariño en esos personajes, pero es que el conurbano, por sí solo, no me parece gracioso. Quiero decir, no más ni menos gracioso que cualquier otro lugar puede ser. Deberían haber visto la pinta del mamotreto sodomizado por las modas que se sentó al lado, y no paraba de reírse cada vez que un personaje del conurbano pronunciaba mal una palabra en inglés.

Por otro lado, también estaba el tema de que, aparece una tía vieja con un caniche, y el protagonista sin querer se lo mata...
el viejo trinomio:
vieja - perrito - asesino inocente.


Al margen de esas relfexiones, me parece que la peli es muy buena en un sentido tal vez más importante: a un ritmo entre risueño y vertiginoso, te mete en un universo de lugares, personajes y situaciones tan compacto y bien realizado, que la historia fluye como un torrente que penetra tu cabeza, en la oscuridad de la sala.

Salimos desilusionados e hicimos la de tapar la angustia con helado.  Yo pedí un vasito medida "grande", pero era realmente chico. Lo hacen para tapar la segunda categoría, llamada "chico" que es un chiste que cuesta 40 mangoles. Mariela se compró un helado en palito muy simpático, que tenía forma de pie de felino bañado en chocolate. Había otros helados con formas llamativas: minions, barras de chocolate, yin yanes, etc. Después bajamos al patio, en donde hay una escultura de una gorda recostada boca abajo. Es increíble como los millonarios, por más guita que gasten en arte y decoración, terminan haciendo que todo se vea feo y estupidamente sin sentido. Creo que esa es la sensación más fuerte que te deja el Paseo Aldrey.
Qué significa esto?

Al lado del patio, tiene un salón como de exposiciones, en donde había una muestra de vestuario de cine de diversas épocas. Vimos algo que tenía Lolita Torres en no se qué película, lo que vistió Graciela Borges en Cannes de no se qué años, y el majestuoso atuendo que usó la gran reina intergaláctica Mirta Legrand de Tinaire durante el holocausto o algo así. También habían dos autos antiguos y, escondido detrás de columnas y en un lugar medio inllegable, un cuadrito del Papa Francisco. El mejor papa del mundo. El papa peronista. El papa que Mirta Legrand y todos sus secuaces tienen adentro.

Nuevamente en casa, nos metimos milanesas en el cuerpo. Escribí y me bañé, pero por separado. Mariela durmió una siestita para estar pila pila. Y volvimos al antro del Mal, llamado Paseo Aldrey, para ver la segunda peli del día, también de la competencia argentina.

Los Ganadores: pensaba que veríamos un documental, sobre la cultura de las entregas de premios, retratado con comicidad y bordeando lo antropológico. Estaba convencido de que sería como aquella peli llamada "Balnearios" que es genial y se la recomiendo a todo el mundo. Bueno, resulta que nos topamos con más del denominado "Conurbano explotation". La película no trataba sobre las premiaciones en sentido amplio, ni tampoco abordaba la cuestión antropológicamente, si no más bien, era uno de esos documentales de supervivencia, en el que los realizadores y su intención de terminar un largometraje aparece bien patente ante los ojos de los espectadores. La "explotation", en este caso, llegaba un poco más lejos que la peli anterior, al no tratarse de una ficción. Quiero decir que acá las víctimas fueron reales y no conceptuales. El chiste de "qué berreta es el conurbano" (en este caso, representado por un matrimonio que tiene un programa de tango en una radio local y organiza una entrega de premios culturales en un club de barrio) pasa a ser bullying real. Entre todo eso, la peli ofrecía algunos momentos lindos, retratando gentes humildes aferradas a ideologías o sueños copados, pero más que nada resultaba una gran burla a todas esas personas.

Al finalizar la película el realizador se presentó ante el público y respondió preguntas. Las cuales, mayormente, hacían referencia a "cómo habían reaccionado las personas retratadas...". Es decir, si no lo quisieron cagar a trompadas. El director, primero, dijo que a él le interesó genuinamente lo que pasaba en una entrega de premios, que además del ridículo explotable como documental cómico habían cosas muy emocionantes y profundas. Pero es que su peli era casi todo bullying. Después dijo, con otras palabras, que todas las entregas de premios eran la misma huevada, no importa si son para programas de radio locales o los Martínes Fierros. Supongo que tiene razón, pero su película no lo expresa ni por asomo ni hace referencia a entregas de premios "más importantes". La gran hipótesis que se expone es "mirá qué ridículos son los don nadies cuando juegan a ser importantes".

Galanes de barrio o Robertos Galanes

Aún así, la segunda mitad de la película, es un registro muy bonito y bastante gracioso de la aludida entrega de premios. Lleno de personajes y discursos chispeántes, románticos, o de lo más curiosos, y siempre fascinantes. Un tipo que tenía un programa radial de citas amorosas, ostentaba el record de haber "armado" como 615 parejas "comprobables". Me hizo sospechar que se podría hacer un documental sobre cada sujeto que mostraba la película.
Volvimos caminando soportando el traicionero clima marplatense. Refunfuñando un poco y debatiendo un plan para vengarnos de todos estos cineastas que hacen del bullying su principal modo de lograr componer un largometraje. Mañana sería otro día, con otras pelis, y tal vez ir a conocer al Torre Tanque famosa en MDP...

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